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COVID-19 ataque a la democracia

El Virus y la Tentación Totalitaria

En pocas semanas el mundo se ha vuelto un “régimen chino” en el cual sus ciudadanos debemos ser cuidados y tratados como aves o ganado en una granja de producción masiva. Que a todos nos parezca normal y necesario me parece triste y vergonzoso.

Desde Suiza

Publicado: 2020-03-22


Entre las ubicuas estadísticas que listan y analizan incesantemente el número de víctimas del Corona Virus no se encuentra ninguna que lleve la cuenta de la cantidad de países en el mundo que día a día van asumiendo la decisión de privar de libertad a sus ciudadanos por dos, tres o cuatro semanas.

No hay duda, que el modelo de la brutal medida proviene de China. Donde fue que se aplicó por primera vez a la región de Wuhan, un espacio geopolítico con una población de 60 millones de habitantes. El mundo observó y comentó con estupor la medida. Los analistas y comentadores de todos los medios del mundo occidental comentaban que “sólo” en el contexto de un país con un régimen político como el chino se podía entender esa medida. En pobres palabras “se trataba de una cura de caballo, pero comprensible porque aplicada a los chinos, por un gobierno dictatorial”.

Irónicamente fue Italia, primer país en cerrarle las puertas al tráfico aéreo chino, el primero en ser arrasado por el virus COVID-19. Una serie de medidas desacertadas de los gobiernos locales, la ignorancia total de los protocolos de tratamiento en un hospital geriátrico del norte de Italia provocó que el virus se esparciera como un reguero de pólvora a lo largo y ancho de la península mediterránea. A partir de Italia el virus se esparció a España, Alemania, Suiza y finalmente a toda Europa y al resto del mundo.

Fueron también los políticos italianos quienes, en un momento de impotencia y desesperación política, accionaron el botón rojo de la emergencia política, del acordonamiento sanitario, primero para el pintoresco pueblito de Codoño, y luego para la región de Lombardía. La impericia y la comprensible falta de experiencia de la gendarmería italiana en aplicar semejante medida tuvo como consecuencia que miles de inmigrantes internos del resto de Italia decidieran volver a sus terruños y llevaran consigo el contagio del desgraciado virus.

La violenta infecciosidad del virus, el drama de los cientos de muertos, la cacofonía de los diferentes estamentos políticos y la profusión de “especialistas” y epidemiólogos improvisados difundidos por la industria mediática italiana sin duda contribuyó al caos. Sin mencionar que las noticias sobre el virus eran magnificadas a circulaban aún a mayor velocidad, si esto es posible, por internet.

El gobierno central de Roma, en una acción inédita desde los tiempos de Julio Cesar, o conocida en tiempo de la ocupación Nazi, decidió por la medida más extrema, el “confinamiento” obligatorio para todos los habitantes del país. Con salidas de casa sólo para aquellos que llenen un formulario y auto certifiquen que van a hacer la compra o salen en busca de medicinas o con prueba expresa que deben de ir a trabajar.

He perdido la cuenta si fue España o Francia el segundo país. En realidad, no importa. En estos momentos en el mundo hay más de mil millones de individuos confinados a sus domicilios por sus respectivos gobiernos. “Para prevenir la propagación del virus COVID-19”, “Para proteger los servicios sanitarios”.

Es probable que todo eso sea cierto, es probable que la historia y sus especialistas juzguen oportunas y justas esas medidas extremas. Acá en Suiza, reducto y cuna histórica de la soberanía del individuo, el gobierno federal se ha negado a aplicar esa medida, considerada “efectista”. Sin embargo, en estos momentos circula una petición por Internet recogiendo firmas para exigir al gobierno federal que se nos encierre en casa como a la mayoría de los europeos.

Es inquietante la facilidad con la cual uno de los principios fundamentales del sistema democrático occidental, la libertad soberana e inalienable del individuo ha sido sacrificada en aras del “bienestar y estabilidad públicos”.

En pocas semanas el mundo se ha vuelto un “régimen chino” en el cual sus ciudadanos debemos ser cuidados y tratados como aves o ganado en una granja de producción masiva. Que a todos nos parezca normal y necesario me parece triste y vergonzoso.

Ginebra, 22 de marzo de 2020


Escrito por

jorge yui

Colecciono y cuento historias de libros y bibliotecas, mías y ajenas. Pero sobre todo me gusta leer. En Twitter @librogramas


Publicado en

Librogramas

Crónicas y artículos sobre libros leídos o imaginados