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La noticia ha sido un terremoto

PISA 2012 o la mirada en el espejo

Por qué somos los últimos de la clase

La única cosa que interfiere con mi aprendizaje es mi educación

Albert Einstein

Publicado: 2013-12-03


Por una suerte inexplicable, y quizás debido a que yo fui el único de mi familia y de mi barrio que estudió en colegio nacional, el fin de año escolar fue siempre una de mis épocas favoritas del año. El calor de diciembre nos prometía días ociosos de playa, y las esperadas vacaciones parecían ya a la vuelta de la esquina. Sin mencionar que las fiestas navideñas anunciaban una época de regalos y de comilonas espectaculares con primos y amigos.  

El único espectro que parecía amenazar el espíritu navideño de mis primos y amigos de barrio era la cercanía de la fecha de entrega de libretas. Durante varios días después de ese terrible viernes de entrega de libretas, era inútil esperar a mis amigos en el parque y la visita a casa de mis primas no era nada recomendable.

Recorriendo los titulares de prensa, leyendo los comentarios de amigos y conocidos en las redes sociales, me doy cuenta que el Perú ha recibido la libreta y que no sólo no hemos aprobado las materias obligatorias: matemáticas, lectura y ciencias, sino que para nuestra mayor desesperación hemos quedado en el último lugar a nivel mundial, a nivel regional, por promedio, por materias, en fin y para concluir: ¡nos han jalado!

¿Qué es PISA?

El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), es una iniciativa desarrollada por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que evalúa y compara el rendimiento a nivel internacional (en 2012 participaron 65 países) de los estudiantes de 15 años y que hayan concluido al menos 6 grados de escolaridad. La evaluación se realiza cada 3 años desde el año 2000, dura 2 horas y examina no tanto los conocimientos académicos como su utilización en situaciones de la vida real, tales como calcular el consumo de combustible de un automóvil como criterio de compra o comparar diferentes escenarios de decisión para subir una montaña.

El examen dura 2 horas y el estudiante debe resolver 13 cuadernillos de preguntas que le son asignados aleatoriamente. Un máximo de 35 estudiantes son elegidos al azar para representar la escuela. Durante la prueba de 2012, 6035 estudiantes fueron evaluados representando a 240 instituciones a nivel nacional. Pero además del examen a cada estudiante y al director del plantel escolar se les pide que completen un cuestionario que recoge una gran cantidad de información sobre las condiciones académicas concretas de cada establecimiento. De lo que se trata es de consolidar la información y proyectarla a nivel nacional, para mostrar si las chicas responden mejor que los chicos, qué porcentaje a nivel individual está a qué nivel, qué conceptos académicos (por lo menos de nombre) le son familiares a los estudiantes etc. El resultado final de la evaluación son varios volúmenes de datos y tablas comparativas que permiten comprender nuestra realidad educativa más allá de la simple nota.

¿Por qué nos han jalado?

¿Pero qué se supone deberían haber sabido nuestros campeones estudiantiles? Por ejemplo en Matemática, los objetivos de PISA 2012 se centraron en evaluar la capacidad de los estudiantes para formular, emplear e interpretar la Matemática en diversos contextos. Los problemas a resolver requerían razonar matemáticamente y usar conceptos matemáticos, procedimientos, hechos y herramientas para describir, explicar y predecir fenómenos. En suma se trataba de reconocer el rol que la Matemática juega en el mundo para elaborar juicios fundamentados y tomar decisiones de manera reflexiva.

Los padres de familia y cualquier interesado que haya tenido la perversa curiosidad de leer los objetivos del plan curricular de educación secundaria del ministerio de educación quedaran sorprendidos de encontrar perfectamente alineados los objetivos del plan con los requerimientos de las pruebas de PISA. Por lo menos podemos decir que los responsables de planeamiento pedagógico de la educación peruana conocen los requerimientos de PISA y que saben utilizar la función “copiar y pegar” para constituir los programas educativos. Si el problema no es teórico, entonces ¿Cuál es el problema?

Pongamos entre paréntesis por un momento los problemas del vaso de leche, la falta de carpetas, las ventanas rotas, los profesores mal pagados y descontentos, los hogares descompuestos por la pobreza. PISA selecciona más de 6000 estudiantes de 240 colegios en todo el país. Sería de esperar que algún estudiante de algún colegio privado súper caro pudiera descollar y a nivel individual apareciera en las estadísticas. Desgraciadamente no es el caso: los datos analíticos lo demuestran. Entre los niveles 1 y 6, nuestros más de 6000 candidatos nunca aparecen más allá de 4 en promedio y la mayoría está en el nivel 6, que es el más bajo. En los resultados tabulados del cuestionario conceptos académicos como “promedio aritmético” o “ecuación lineal” son calificados por los estudiantes entrevistados como simplemente “desconocidos” “raramente oídos” o “nunca oídos”.

¿Qué hacer?

Sabemos que sacar malas notas en el colegio es sólo la punta visible del problema, que es un síntoma de un problema más profundo. Pero ¿qué sucede cuando todo un país desaprueba un examen? Cuando todo un sistema educativo y los esfuerzos políticos y materiales de varios gobiernos aparecen en flagrante contradicción con la realidad.

Escuchemos primero el diagnóstico: las habilidades evaluadas por PISA son necesarias para interactuar en la realidad laboral del siglo XXI. Si, como país, queremos seguir exportando, creciendo materialmente, transformar nuestra economía y salir de la pobreza, los chicos que hoy cumplen 15 años, tienen que mañana poder calcular una tasa de interés para no terminar vetados en el sistema de crédito por no saber manejar la tarjeta de crédito. Incluso aquellos que piensan que nuestra picardía criolla nos va a salvar: hay que saber calcular los costos de un plato de ceviche y saber calcular un precio para poder mantener un restaurante.

Estamos ante un reto de magnitudes nacionales. No se trata de aprobar un examen o de aprenderse los ríos de la costa, o poder paporretear la definición de raíz cuadrada. Es el momento de reflexionar sobre la fragilidad de nuestro futuro, si no nos ocupamos de los fundamentos de nuestra sociedad: nuestros jóvenes escolares.


Escrito por

jorge yui

Colecciono y cuento historias de libros y bibliotecas, mías y ajenas. Pero sobre todo me gusta leer. En Twitter @librogramas


Publicado en

Librogramas

Crónicas y artículos sobre libros leídos o imaginados