- Los paseos perversos de la memoria
Rafael Argullol es escritor, filósofo, viajero y miembro de lo que nosotros los lectores de a pie identificamos como el jet set de la inteligencia contemporánea: aparece frecuentemente en la televisión y publica en diarios y blogs.
En la columna de opinión publicada en El País manifiesta sus ideas y dudas sobre la crisis Siria y el ataque inminente anunciado por Obama. El artículo ha sido reproducido por varias plataformas de periodismo ciudadano y circula por las redes sociales como un ejemplo de ecuanimidad y reflexión. He leído y releído el artículo de Argullol y creo que tanta sensatez merece un comentario.
En su artículo sobre Siria, Argullol rememora sus viajes culturales y el orgullo percibido en los taxistas y guías turísticos sirios por sus monumentos históricos. También nos recuerda que Siria se puede considerar uno de los lugares del origen de la civilización y que sus museos albergan tesoros y artefactos invaluables para la humanidad. Con profundo conocimiento de las guías culturales de viajes también recuerda a Rimbaud y a la secta que hizo famoso el consumo de hashich y que dio origen a la palabra asesinos. Finalmente, con una frase digna de sobremesa intelectual, hace saber a sus ignorantes lectores que en uno de sus paseos visitó el Museo Nacional en Damasco y que visitó “sus riquísimas colecciones”. No me molesta la frase gratuita sin mayor detalle, pero sí que de pronto en un pase de prestidigitación intelectual esos 25 siglos de historia que Argullol percibe en su misterioso paseo se conviertan en los de la humanidad entera con sus “afanes de violencia y belleza”.
No reprocho la técnica del profesor Argullol de comunicar sus ideas a través de un estilo intimista y personal que utiliza las emociones que despierta la memoria, pero me parece que aparte de la nostalgia gratuita con la que nos obsequia, al lector no le quedan elementos para acercarse a la realidad Siria de hoy.
Desgraciadamente los 1003 hombres y mujeres y 426 niños que fueron gaseados el mes pasado ya no podrán visitar la ciudad o filosofar por las calles de Alepo y Damasco. Desgraciadamente el gobierno de Siria que fue saludado por intelectuales y periodistas como una apertura hacia la democracia hace seis años ahora es juzgado como una dictadura asesina. Y desgraciadamente hay que tomar una decisión política que por su propia naturaleza no puede ser perfecta. Se trata de saber y ayudar a plantearnos la pregunta moral y practica
¿Qué debemos hacer, qué nos corresponde hacer? Cómo seres humanos, como testigos de una masacre.
Creo que es una actitud de cinismo intelectual regodearse en la memoria de las palmeras y oasis del pasado cuando hay gente que está siendo asesinada en el presente, cuando hay miles de personas en peligro inminente de ser lanzadas a una diáspora de magnitudes bíblicas. Es verdad que la cultura islámica es importante y probablemente un elemento mucho más crítico de la cultura occidental que lo que reconocemos, pero de lo que se trata ahora es de discutir de una vez claramente. ¿Cuál es el camino a tomar cuando un gobierno masacra a los ciudadanos que teóricamente debe proteger? ¿Qué debe hacer la comunidad internacional cuando un gobernante se erige en dictador y responsable directo de asesinatos colectivos?
Yo le pregunto a Rafael Argullol, en su calidad de filósofo, escritor y profesor universitario ¿Qué debió hacer Europa y el mundo con Franco cuando sus esbirros asesinaban a poetas e intelectuales? No recuerdo ninguna página de Malraux evocando la Alhambra cuando combatía la dictadura Franquista. No me parece que el Guernica de Picasso tenga detalles de las playas soleadas de la Costa Brava.
Cómo bien lo dice Argullol se trata de un momento aciago en la historia y el destino de los 18 millones de sirios que se debaten entre la guerra civil y el riesgo de genocidios. Es verdad que venimos escuchando y leyendo sobre las protestas de Aleppo desde hace más de dos años. Es verdad también que la situación tiene ciertos paralelos con la farsa del gobierno de Bush cuando hizo cómplice al mundo de la guerra del golfo.
El filósofo polaco Zygmunt Bauman dice en uno de sus libros que uno de los problemas de la modernidad es la incapacidad de nuestras sociedades de ejercer el poder de manera efectiva; como consecuencia de la masificación de la participación tanto en la economía como la comunicación. Quizá sea una de las razones por las cuales las sociedades en general se muestran cada vez más reticentes a aceptar la opresión y la dictadura de cualquier tipo. Incluso los dictadores y déspotas tienen dificultad de imponerse en este nuevo orden y se creen empujados a echar mano de opciones extremas como las masacres y la violencia generalizada contra la población civil.
Lo que no debemos aceptar es que el marasmo político e intelectual de los sectores bien pensantes de la sociedad pretendan relativizar acontecimientos como la última masacre de 1,429 civiles y las 100,000 víctimas que Argullol menciona al final de su artículo. Es repugnante que por el momento tan sólo el gobierno americano se sienta con derecho y en la obligación de actuar en Siria. La falta de entereza y decisión que Europa está mostrando para condenar y detener una realidad que insulta los derechos humanos no hace más que envalentonar y justificar a las mafias corporativas americanas para preparar la siguiente guerra privada.
Protestar contra la masacre y la guerra civil en Siria es una tarea que nos compete a todos.
Publicado: 2013-09-02
Escrito por
jorge yui
Colecciono y cuento historias de libros y bibliotecas, mías y ajenas. Pero sobre todo me gusta leer. En Twitter @librogramas
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Librogramas
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